es lo que tienen las grandes metrópolis: uno puede pasear y en las cuatro horas de caminata no repite calle, el estruendo del asfalto evita escuchar conversaciones trascendentales, ningún rostro es familiar y el reguetón de los vecinos nos despierta a las cinco de la mañana, pero en vez de ponernos de mala leche, danzamos en pijamas de ositos volátiles y nubes de peluche. o era al revés.
y qué más da que no me guste el reguetón? vivo en la ciudad y cuando toque mudarse a otra mayor, más tráfico caótico, más rostros anónimos, más conversaciones triviales y más reguetón.
urbaniteándome. cada día más y mejor.
28 noviembre 2010
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¡ésssssssssa es la actitud! más flores y menos tráfico, usen el trasporte público y sonrían
ResponderEliminarPues yo estoy con usted señora mía. Soy urbanita hasta la médula! Y si se muda usted a una ciudad más grande espero poder visitarla a menudo.
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