después de ti vinieron otros.
tomaban el café ardiendo, sin azúcar
en tazas resquebrajadas
apoyados en la pared de la cocina
mientras escuchaban una lluvia
que yo no oía.
ponían una música diferente
aunque las notas eran siempre las mismas
y bailaban desnudos por la casa.
sujetaban mis manos
cuando follábamos por las tardes
con la ventana abierta y los ojos cerrados
y buscaban en mapas inventados
lugares de mi cuerpo donde juguetear
unos días, unas semanas más.
sabían cantar
sabían gemir
podían despertar un aletargado interés
los días que sentía menos asfixia en la garganta.
pero al marcharse,
con su mirada clavada en mis labios mordisqueados
doloridos por los benditos rasguños del deseo saciado
rehuían el color de mis pupilas
encharcadas en hielo y miseria.
después de mí vinieron otras.
sostenían los cigarrillos entre sus dedos finos
y expulsaban el humo hacia ese techo
donde un día, subida a tus hombros,
dibujé un minúsculo dos en una esquina ennegrecida.
risueñas, escuchaban las historias que contabas
tan nuevas y extrañas para ellas
tan lejanas y amigas para mí,
preguntaban por tus viajes a parís
y mil veces desearon que las llevaras contigo.
por las mañanas
despeinaban tu pelo oscuro
y por la noches
abrazaban tu cuerpo hueco.
sabían recitar
sabían besar
podían arrancarte una sonrisa improvisada
los días que sentías menos peso en el pecho
pero al marcharse,
alargando inútilmente la búsqueda
de sus bonitos vestidos floreados
por entre tus sábanas rasgadas
por debajo de tu cama maltrecha
esperando un gesto, una señal
una palabra que no llegaba,
apresurabais una despedida escueta y pobre
ellas, turbadas
tú, vencido.
después de nosotros
vinieron listas de nombres que confundimos
con otros nombres que confundimos con otras personas
que nos confundieron
con su propia amnistía, su única respuesta
su camino hacia una desesperada salvación.
vinieron llamadas que sonaron de madrugada
y nos hundieron más aún en el fango pastoso.
vinieron excusas y ruegos
súplicas y juramentos
intentos
negaciones
y finalmente,
cuando habíamos olvidado el miedo y las sombras,
convencidos de haber sobrevivido,
vinieron las ganas de volvernos a ver.
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Hermoso, y me siento muy identificada, es como que pasan muchas personas en nuestras vidas despues de ESA persona, pero sin embargo cuando aparece de nuevo es como si nuestro mundo se desvaneciera.
ResponderEliminarTe sigo. :)
Yo también me identifico o extraigo mis propias sugerencias. Sobre todo cuando nos da por pensar lo que estará pasando en los cuerpos que una vez creímos erróneamente que eran nuestros. Esa punzada tan egoísta de no aprobar que más allá de ti tu pareja pueda tener vida.
ResponderEliminary sí, también me ha pasado que a veces ha habido ganas de volverse a ver. El tiempo lo cura todo. Hasta la rupturas con un "hasta nunca".
Genial poema de los de enmarcar y perdona el exceso de jabón pero es merecido.
Hilia...
ResponderEliminar¿De dónde saliste?
ResponderEliminarPerfecto.
ResponderEliminarNo sé muy bien qué decir, excepto que me ha encantado.
ResponderEliminarNo te mueras nunca.
ResponderEliminarHay palabras que se clavan tanto que se parecen al clavo ardiendo al que alguna vez te habías agarrado.
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