durante mucho tiempo fuimos deshechos.
nos alimentábamos de crítica y pena
bebíamos demasiado
fumábamos hierbas podridas
dormíamos en colchones manchados de tragedias pasadas
que intentábamos dejar atrás.
buscábamos en la basura y sólo encontrábamos
basura
disfrazada de mentiras, miserias,
hedor y óxido.
de laberintos minados,
de mujeres de risa fácil
que abracé tibiamente
después de noches obscenas,
o de hombres suplicantes
que rogaban con la mirada
desvestirla con premura
y que ella había aprendido a rehuir.
vagabundeábamos por el mundo
con el feliz convencimiento
de no creer en nada
de no esperar a nadie
de no.
yo había olvidado escribir
ella había olvidado sentir.
nos encontramos.
durante unos días, unos meses,
un tiempo impreciso
hubo mañanas soleadas, sábanas arrugadas
y húmedas
hubo yemas, dedos, manos, temblores
hubo palabras
hubo música
hubo silencios tácitos
hubo
hambre.
volvimos a creer, a esperar
a descubrir. a descubrirnos
temerosos primero, ávidos después.
y aceptamos atrevidos y exultantes
las confusas reglas de una partida
de la que sólo habíamos oído hablar.
fuimos valientes.
a nosotros no iban a derrotarnos.
fuimos insensatos.
fuimos.
desde hace unos días he vuelto a escribir.
relleno las horas de trazos ilegibles,
ideas vacuas y tramas delirantes
que releo por la mañana
rectifico por la tarde
y termino borrando
siempre.
salpico las hojas en blanco
de furia, rabia y fracaso.
todo es cuestión de tiempo.
la cura.
las letras.
la muerte.
todo.
tarde o temprano saldrá, me digo.
dejaré de romper y negar. lo sé.
de ella…
de ella, nada.
ella ocurrió y terminó.
algunos aseguran que en ese tiempo impreciso
ella también sintió.
sí, aseguran, repiten,
e intentan convencerme,
como a un niño crédulo y dócil,
sin saber que su consuelo
aviva más aún mi demencia.
ella sintió, reiteran.
yo escribo.
18 enero 2013
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desechos bonitos
ResponderEliminarY con las letras de destila el horror y los fracasos y las miserias de nuestras vidas. No siempre sale algo perfecto ni nos gana la felicidad pero al menos nos mantiene todavía entre los vivos y hasta nos cura. En mitad de la fiebre de la escritura nos olvidamos de la otra fiebre, la del fracaso o la de los sentimientos que a veces duelen.
ResponderEliminarhostias qué bárbaro!!!
ResponderEliminarqué fuerza tiene esto!!!
hay más escritores en ti, pero no van a conseguir domarte.
Que ritmo Hilia, no lo he leído, me lo he bebido, así a lo bestia, y me provoca colocón, brutal, niña... vuelvo a leerlo, y te como.
ResponderEliminarBeso
Y vuelvo a leerte ¿cuántas? dos, tres, veinte, cien, mil... veces.
ResponderEliminarBeso
Me gusta que sonrías...
ResponderEliminarBeso
Excelente final.
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