richard cartwright
Jason mencionó un relato de vampiros que yo había escrito y dijo que tenía cohesión y sentido. Que le sorprendía que yo hubiera escrito algo coherente. Yo dije que ahora era alguien coherente. Me respondió que él seguía sin serlo, y que por eso escribía poesía. Yo le dije que algún día sería coherente. Él dijo no estar seguro de que ese día fuera a llegar alguna vez. Yo le dije que llegaría. Él no lo tenía claro. Yo le dije que pasaría el tiempo y que se haría mayor. Que las cosas pasarían y él se iría dando cuenta de que las cosas pasaban. Que, aunque fuese algo triste, no pasaba nada. Él dijo que, para él, las cosa ya habían pasado. Yo dije que pasarían más cosas, pero que eso llevaría su tiempo y que le sorprendería comprobar hasta qué punto era eso cierto y que cuando te quieres dar cuenta ya estás metido en algo nuevo. Le dije que la vida y la gente mutan. No te vuelves más inteligente por hacerte mayor. La vida no evoluciona. No había victoria. Había mutaciones. Pequeñas mutaciones dialécticas de cosas que se convierten en otras cosas a lo largo de intervalos de tiempos prolongados. La historia no tiene trastorno por déficit de atención. Es como el lento proceso de moler grano; los hechos se van adecuando a nuevos hechos, y van cambiando con éstos hasta el punto de no darnos cuenta siquiera.
Pórtate bien, N. Cicero
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