en cinco años me daría miedo seguir
aquí
así
con las manos apoyadas en la cintura
los labios morados de ansia
la sonrisa torcida porque no siempre fue fácil mantener el equilibrio
la mirada apuntando lejos, más, más lejos aún
ahí,
justo
donde sólo alcanzo imaginando, esperando
intuyendo desde hace mucho que no va a llegar
que en realidad nunca llega
que eso era un cuento chino que contaban los mayores para que me fuera a dormir antes, más tranquila y les dejara a ellos, más tranquilos, hablar de sus cosas. cosas serias. cosas de adultos. cosas.
y si llegase
si por un casual
si eso que imagino y espero
con las manos agrietadas, temblorosas, apoyadas en la cintura ancha, abultada, llena de líquidos tibios y papilla agria
los labios resecos de rememorar historias que enterré a pulso, a ciegas
la sonrisa, qué sonrisa
la mirada apuntando lejos
a los pájaros que huyen
la mirada apuntando lejos, más lejos
al cielo sordo que sólo contempla
la mirada apuntando lejos, más, más lejos aún
a la grieta que se ensancha con cada renuncia, rumor, súplica, perdón.
si eso llegara por fin
un día de esos inesperado en los que salí a por flores
y regresé con piedras pesadas
yo me quedaría muy quieta, sentada en mi silla
y admitiría, no sin cierto rubor, que sí, que me tragué el cuento chino, los reyes magos, los niños de parís, la fábula del esfuerzo y la constancia, del amor que todo lo puede, del dar y recibir, del hoy por ti y mañana
mañana, mañana, mañana.
y luego me callaría
y me pararía a observar cómo todo brota y verdea
y aplaudiría como un crío chico que alza su primer castillo de arena
sin pensar que las olas ablandan y engullen.
y puede, sí, podría ser, que en el algún momento
entre desplome y acierto
vértigo y suelo
dudara de si es verdad, de si es para mí, de si va a servir
de si va a durar.
si eso llegara
ni que fuera en veinte años
me daría menos miedo seguir aquí
así
con las ideas asfixiando las ganas
el corazón palpitando, sano, hacia la plaga
el eje asentado justo en el linde de lo que cae
y lo que se estrella
pero, ciertamente, sería menos miedo
menos que ahora
aquí
así
y veinte años, al fin y al cabo, no son casi nada.
19 mayo 2015
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Gracias por enseñar un miedo que todos tenemos y la incertidumbre que le acompaña. Porque tenerlo no es reconocerlo o saber que lo tienes. Es como tener un tumor que todavía no han detectado. Tus versos son la radiografía que nos lo muestra y con suerte, si lo hemos pillado a tiempo, lo sacaremos. O no. Tal vez nos quedemos con ese miedo, sabiendo que lo tenemos, esperando esos veinte años que seguramente, sí, nos sabrán a nada. Porque nos pasamos la vida en un standby continuo, esperando vete a saber qué... Saludos.
ResponderEliminarNo tiene nada que ver con el texto, pero tengo un recuerdo impuesto que de pequeño mi padre me llevó a lo alto de unos contenedores como los de tu fotografía.
ResponderEliminarDigo impuesto porque sé que de pequeño no me acordaba bien de haber hecho esa visita a las alturas con mi padre, pero a base de él repetírmelo, y mi madre también, cada vez que pasábamos por al lado de dicho contenedor, fui creando ese recuerdo en mi mente de una manera tan nítida, que parece un recuerdo real y no uno inventado.
Me ha encantado!
ResponderEliminarMe ha encantado!
ResponderEliminarHumanidad en el recuerdo
ResponderEliminarvivir entre incertidumbres nos obliga a un esfuerzo tan estúpido como innecesario pero, cómo arrancarnos la losa atada a nuestros propios infiernos..???
ResponderEliminaryo aún no tengo la respuesta...
beso, hilia.
Has escrito de una forma jodidamente increíble ese miedo que todos tenemos. No se podría describir de mejor manera.
ResponderEliminarUn saludo!
wow (no puedo decir nada más)
ResponderEliminarEso decía Gardel. Y quiero pensar que tenía razón. Pero no sé. No lo veo.
ResponderEliminarEscribes tan increíble, que cada vez que acabo uno de tus poemas, quiero hacerlo mío. Quiero contar lo que ya conté una vez, pero con esta franqueza, con esta desnudez. Escribir a tumba abierta. Pero supongo que hay que tener arrestos para ello. Y yo, que tal vez no pueda decir eso de mí mismo, me veo en la necesidad de limar confesiones.
Hay un miedo terrible aquí, del que no puedo evitar sentirme partícipe.
Yo... después de haberte dicho tantas cosas desde la primera vez que te leí hace ya varios años... ahora mismo soy incapaz de mediar palabra, es que siento emoción Hilia, eres maravillosa y lo que escribes me deja tocada siempre, hay veces que puedo desarrollar un comentario que comente y otras que me remito a Sergio que lo hace como nadie, es brillante como tú.
ResponderEliminarSí, he vuelto querida, gracias por tu entusiasmo en la bienvenida, no sé por cuánto tiempo, pero tú estás en mi y siempre te llevo.
Beso
Qué intensidad, me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD