05 diciembre 2021

 
¿Y si llevásemos todo este tiempo entendiendo mal la historia de la Torre de Babel? Mi ex incluyó una vez la pregunta en un ensayo. He aquí que todas forman un solo pueblo y todos tienen una sola lengua. Dijo Dios: Esto no va a funcionar. Como unidad, la gente lograría de hecho construir la ciudad y la torre elevada al cielo con la que esperaban ser famosos. Por supuesto, El que todo lo sabe sabía que con una lengua común nada les resultaría imposible. El modo de detener esta abominación fue reemplazar la única lengua por muchas. Y así se hizo. 
    Pero, ¿qué habría pasado si Dios hubiera ido incluso más lejos?, ¿y si les hubiera dado no a las distintas tribus sino a cada individuo un idioma distinto, único como las huellas dactilares? ¿Y, paso dos, si para hacer aún más conflictiva y confusa la vida entre los humanos, hubiera obnubilado su percepción de esto, de modo que, al mismo tiempo que entendiésemos que hay muchos pueblos que hablan muchas lenguas distintas, nos creyéramos que todos los de nuestra tribu hablan la misma lengua que nosotros? 
    Esto explicaría gran parte del sufrimiento humano, según mi ex, que era menos bromista de lo que se pueda pensar. Él creía de verdad que era así: cada uno de nosotros seguimos empleando nuestra lengua, y el significado está claro para nosotros pero para nadie más. 
    ¿Es así incluso para los enamorados? Pregunté sonriendo, seductora, con esperanzas. Esto era justo al principio de nuestra relación. Él se limitó a devolverme la sonrisa. Pero años después, durante el amargo final, llegó la respuesta amarga: Para los enamorados sobre todo. 

Cuál es tu tormento, Sigrid Nunez

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