por favor os lo pido
no me contéis, por favor
no lo hagáis
sed astutos
comprensibles
benévolos
poneos en la piel de los demás, los otros, los distintos a vosotros
leed los indicios, el rostro, las señales
si es que alguna vez os enseñaron a leer señales, indicios o rostros
y aprended que
si no os miro
si no sonrío
si no asiento
ni me animo con vuestra hilarante relato
es porque así lo prefiero
y aunque os resulte extraño, poco normal, del todo incomprensible
descabellado
sí, elijo quedarme al margen
apartadita, en silencio
porque
no me interesa, me aburre, me cansa
me distrae de mi nada.
nada, cierto
-menuda mierda esta nada- pero al menos es mi nada.
por favor, os lo ruego
daos cuenta de que en mi caso
quiero desconocer
no estar
no participar de un fin de semana en el monte, de una paella, de qué concierto te perdiste ayer, del resultado de un partido vital entre casados y divorciados que terminaron cenando cualquier sobrante sin admitir la derrota. del partido. de la vida. tanto da.
de las picaduras de mosquito en un tobillo que retiene líquidos e infinitas horas de tedio
del qué calor hace hoy en la misma calle que os hiela el alma en enero
de la incompetencia de un jefe obeso que se equivoca de nombre al llamaros
y sonreís. porque es el jefe.
y sobre todo, ante todo, por encima de esas banales anécdotas que os hacen más cargantes que mortales
por favor os lo suplico: no plantéis vuestras pequeñas pantallas luminosas delante de mis narices
sin opción, alternativa ni la leve suspicacia de que
tal vez
no busco ver más vídeos -tampoco fotos- de ese pequeño díscolo, el nene, el bebito, el príncipe, el rey de la casa, lo mejor que me ha pasado en la vida.
el hijo.
que sí, que es precioso, que cómo ha crecido, que se os parece tantísimo que nunca nadie va a dudar de vuestra magnífica hazaña, pero que es vuestro, no mío. vuestro asunto, no el mío. vuestro baile de fin de curso, no el mío.
asumid, por favor, que me cueste comprender esa desmesurada carcajada ante babas, tropiezos, pañales y diarreas. que tarde en descifrar sus berreos y que me asuste más vuestro empeño que su existencia.
hacedme caso, por favor, cuando –adivinando la previsible intención- os dedico un monosílabo, una excusa, los ojos en blanco, una devota oración a quien sea para que me lleve lejos.
atended, os lo pido, cuando de vosotros os rogaría
un poco, sólo, de silencio
de saber lo justo
tan justo, breve, limitado
que rozara el cero
la ausencia
el ruido mudo
la palabra afónica
y que de querer saber, os preguntaría.
sí, eso haría
exactamente eso
os preguntaría
a bocajarro, con interés, adrede, a consciencia
con los ojos muy abiertos
expectante por una historia, la vuestra
os pediría detalles
esperando la hilera de palabras superfluas y huecas
como si fueran la verdadera música, el inesperado cuento, el único verso, el bendito rezo.
eso haría, sin duda.
pero mientras tanto, si callo
si no pregunto ni espero
por favor
sed consecuentes y buscad a otro oyente.
26 agosto 2015
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no hay que buscar razones más allá que algunos aspectos son prohibidos
ResponderEliminarEste hasta lo he compartido con mi cuenta de google. No quiero perderlo. Me guardo como oro en paño esas palabras con las que me he identificado tanto que he pensado que las escribía yo. Aunque yo las hubiese escrito peor y luego he visto que eran tuyas.
ResponderEliminarEstoy agotado de todas las chácharas huecas que me asaltan pero no sé contradecirlas con estos versos. Y así acabo resignado a esas pantallas de móviles(lo peor), los bebés(bueno, los niños tambien son mi potro de tortura y sus fotos escatológicas una muerte agónica)y toda la ristra de toscos agobios que describes. El prójimo no dialoga.Tiene un monólogo repetitivo y agotador que siempre es el mismo. Los seres humanos no estamos diseñados para escuchar, al parecer, sólo para sentirnos centro del universo. Ocasionalmente me encuentro con alguien que tiene algo que vale la pena pero muy ocasionalmente.
Shhhhsssss
ResponderEliminar(Qué buena eres joia...)
Y ¿qué es esa cortina o ese velo que nos separa a veces de lo demás? ¿un estigma?
ResponderEliminarTienes esa enorme virtud para expresar las cosas que hace un privlegio leerte.
Cuánta denuncia a nuestra absurdez y qué bien hecha :)
ResponderEliminarAy niña... qué me digas tú qué de dónde saco tantas palabras...
ResponderEliminarBueno... achuchón :) (Gracias preciosa)
pegandote un tiro te ahorras hasta de justificarte
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